LOS MONSTRUOS DE BEROSO

El autor Argentino Sergio Prudencstein opina que la Biblia está inspirada en obras anteriores a la existencia de Israel y propone como fuente, una serie de escritores antiguos entre los que se encuentra el enigmático Beroso de Babilonia.

En su libro “Abraham” (Ediciones Fortnel, Buenos Aires 2017), usted habla de un personaje de la antigüedad llamado Beroso. ¿Por qué?

-El sacerdote Beroso es histórico y fue un hombre de carne y hueso que  vivió en el siglo III a.C., habiendo nacido en la Babilonia Helenizada de tiempos de Alejandro. Dejó una serie de datos acerca del mundo anterior a lo que los autores mesopotámicos y bíblicos denominaron el “Diluvio Universal”.  Lamentablemente, los datos de Beroso han desaparecido con la destrucción de la Biblioteca de Alejandría.

¿Cómo conocemos entonces su obra?

-Fue retomado o citado por algunos apologistas como Flavio Josefo,  Abidenos y  Eusebio de Cesarea, aunque sólo existe hoy una porción muy pequeña de sus crónicas. La Babiloniaka, su obra máxima, es equiparable a la Egiptiaka del sacerdote egipcio Manetón, que resumió para el faraón Ptolomeo Filadelfo toda la historia de Egipto con documentos tan antiguos que hoy han desaparecido. En consecuencia, tenemos muy acotadas referencias de ambos. 

¿Qué dicen estas referencias?

-Según los fragmentos dejados por los apologistas, entre los babilónicos, existía una amplia tradición demonológica anterior al Diluvio Universal. Si este acontecimiento geológico hubiera existido, los monstruos increíbles que Beroso describió en los tres volúmenes de su Babiloniaka, debieron refugiarse  en lugares sagrados donde posteriormente se destacaron sus captores, los llamados héroes.

¿Dónde se refugiaron estos monstruos?

-En comarcas que en tiempos antiguos aún resultaban prestigiosas. El poderoso rey Annedotos, antecedió a otros seres de su estirpe, como Eudokos, Eneugamos, Eneubulos, Anementos y, finalmente, el terrible engendro que los historiadores anteriores a la Biblia llamaron Oanes, quien resultaría a su vez padre de la raza de los Anodafos (ver “Myths of Enki, the Crafty God”, Samuel Noah Kramer y John Maier, Oxford University Press, 1989).

¿Cómo eran?

-La progenie de estos reyes monstruos sólo podría ser descripta con una apariencia mixta, igual que los animales gigantescos que nacieron en el principio de los tiempos según Génesis 1:21, los cuales dominaron la creación surgiendo de los mares. La mejor traducción de este pasaje bíblico podría ser “y creó Dios los grandes monstruos marinos”.  Estos seres en hebreo serían denominados  “taninim”, palabra que, de manera remota, podría tener ecos de la voz babilónica adaptada al griego Annedoto o Aneneto, que a su vez  viene de la voz sumeria Uenena.  En Clio’s other sons, de John Dillery (Uversity of Michigan Press, USA  2015), la palabra sumeria que da origen al helénico Annedotos se traduce como U'an(na).Si la Filología nos asiste, sería sencillo ver en la palabra griega Titán la misma raíz.

¿Guardan alguna relación estos seres con los “nephilim” del Génesis?

-La Biblia de los Setenta dice sobre los Nephilim que fueron hijos de los ángeles y las mujeres de la tierra. Agrega además que “fueron los Tiatanes de tiempos legendarios”. En este punto, son los seres que ayudaron a decidir a Dios la destrucción del mundo por intermedio del agua.

Sólo eligió a Noé y su familia. ¿Existe algún paralelo en Mesopotamia?

-Berosio dice que el último rey de aquella estirpe degenerada fue Oanes y la tradición babilónica rescata desde antiguo, en la Epopeya de Gilgamesh, que el salvador de la humanidad recta fue Ut-Napishtim. Este hombre construyó un arca y salvó a los animales del mundo. Guardando similitudes pasmosas con la historia de Noé, la historia de Ut-Napishtim antecedió a la bíblica por lo menos en un par de milenios. Del mismo modo, es probable que las fuentes de Beroso sean tan antiguas como las de la Epopeya de Gilgamesh. Probablemente estemos en presencia de uno de los primeros plagios de la historia.

¿Los hebreos copiaron a los babilónicos?

-Podría decirse. La Biblia aparenta ser un compendio de época cercana a la expansión griega, donde la mayoría de las historias generadoras por la Identidad Mediterránea Oriental terminaron plasmándose en favor del desarrollo de la historia primitiva de los hebreos. Los Monstruos de Beroso formaron parte indudablemente de este contexto y sus Anodafos palpitan aún hoy en los primeros capítulos de nuestras Biblias.   

Murcia, Alejandra Sardá para ARQUEOLOGÍA AleSarda@Arqueologia.com